
El
docente o profesor es la persona
que imparte conocimientos enmarcados en una determinada ciencia o arte.
Sin embargo, el maestro es aquel al que se le reconoce una habilidad
extraordinaria
en la materia que instruye. De esta forma, un docente puede no ser un
maestro (y viceversa). Más allá de esta distinción, todos deben
poseer habilidades pedagógicas para convertirse en agentes efectivos del proceso de aprendizaje.
Ya que hoy en día existen docentes para todos los niveles, escuela
primaria, escuela secundaria y universidad.
1.2-
Las cualidades del docente
a)-
Cualidades personales:
Esto
depende en gran parte de la constitución psicobiológica del
individuo y el ambiente en que se ha desenvuelto.
Se
puede señalar su condición física, su estado de salud y su
apariencia personal. El docente debe estar en buenas condiciones de
trabajo, debe ser un individuo normalmente constituido en cuanto a la
existencia y funcionamiento orgánico de todas partes de su cuerpo, y
nos preguntamos si ¿puede ser docente una persona coja, manca, sorda
o paralizada parcialmente en algunos de sus miembros? Se puede
responder, pues si ciertas deformaciones o defectos físicos pueden
ser compensados con creces en determinados individuos por otras
cualidades de carácter moral, cultural y profesional, el aspecto
físico carece de importancia.
b)-
Cualidades culturales
Es
la preparación general; no se limita a saber el contenido de la
materia o especialidad que se imparte, sino saber lo básico y
fundamental de un conjunto de disciplinas humanas, sociales,
formativas e instrumentales, es decir poseer un equilibrio cultural y
una armónica preparación que además de especialista lo coloque en
condición de persona culta, capaz de conversar de cualquier
disciplina en general y de la propia en particular.
c)-
Cualidades profesionales
El
maestro no solo debe saber cabalmente la disciplina que imparte, sino
además conocer los métodos, procedimientos y materiales de
enseñanza
- La filosofía de la educación: Sin una sólida preparación filosófica, el educador corre el riesgo de caminar sin sentido en un mundo confuso lleno de ambigüedad e incertidumbre. La preparación filosófica imprime seguridad y confianza al docente y asegura continuidad al hecho educativo.
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